Juba es la capital del país más joven del mundo, Sudán del Sur. Un lugar en el que las esperanzas que generó la declaración de independencia en julio de 2011 se han frustrado cinco años después. El regreso de la violencia ha despertado los fantasmas de las guerras civiles que han asolado de manera intermitente durante el último medio siglo. Y en medio de este clima, en el que parece que los enfrentamientos son inevitables, ha emergido y resiste tozudamente un espacio de innovación tecnológica, el JHub.
Esta historia comienza al calor del nuevo país, en 2011, en medio del ambiente de euforia y optimismo que transmitía la llegada de la ansiada independencia. El reconocimiento del nuevo estado era un hito que rompía con el principio por el que las fronteras coloniales aparecían como inamovibles, el uti possidetis juris avalado por las instituciones regionales e internacionales. Se había conseguido superar esa traba aparentemente insalvable, que sólo se había puesto en suspenso en 1993 en Eritrea, así que no es extraño que los sursudaneses dejasen volar sus ilusiones. Además, todo estaba por hacer.
Tres jóvenes sursudaneses, Lagu Stephen, Patrick Vudriko y Taban Alex, se lanzaron a una deliciosa locura basada en el intercambio de conocimientos y la tutoría mutua. Pretendían superar las deficiencias de una universidad que funcionaba sólo intermitentemente por la despreocupación o el boicot de Jartún (la capital de Sudán) o las huelgas de profesores o estudiantes, entre otras incidencias. La llamaron Kapital Virtual Academy (KVA). Ese era el espacio digital en el que los miembros de la comunidad intercambiaban conocimientos y desarrollaban y compartían ideas. Lo que se imaginó como poco más que un espacio de discusión fue perfeccionándose poco a poco y haciéndose cada vez más complejo. “Se inició sin fondos, porque sólo era un espacio virtual, no existía en ningún lugar, no había estructuras ni nada y podía estar en una sala de estar o debajo de un techo de paja”, explica Marina Modi, la encargada de comunicación del JHub.
Pero sus impulsores no tenían suficiente, quería más. El modelo de los tech hubse estaba extendiendo por todo el continente africano y, al final, los jóvenes sursudaneses que había soñado la KVA se lanzaron a establecer el primer espacio de ese tipo en el país. Así nació el JHub en 2015 después de un encuentro con un título suficientemente simbólico, el PeaceHackCamp y con la colaboración de la cooperación pública alemana y estadounidense y diferentes instituciones de ambos países, como icebauhaus, r0g o Internews. Los impulsores de la iniciativa, además de compartir conocimientos, también querían participar en la construcción de la nueva nación.