Llegamos a la última parte de esta entrevista, donde Juana Calfunao, la lideresa mapuche, abre su corazón, sin tapujos, contando el sufrimiento vivido tanto por ella como por su pueblo. Sufrimiento de una historia que según ella, el Estado chileno quiere ocultar. En esta última parte, me sigue contando:
-“La CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) me otorgó la medida cautelar sobre el año 2.014 no era época de dictadura, sin embargo la policía nos llevó a mi hijo y a mí, a la segunda comisaría de Temuco, y me quisieron ahorcar con la trenza, me introdujeron un palo en la vagina, estaba embarazada y perdí la criatura de cuatro meses. Eso me tuvo muda durante años.”
-“Si tú ves en los diarios de Chile, el titular dice: –“Lo que se esconde bajo el chamanto, lonco mapuche fue torturada hasta perder su criatura.” – “Pero nadie dice, lo que me hicieron realmente. En ese tiempo yo no tenía el valor ni la fuerza de denunciar eso. Un doctor que me acompañó durante mucho tiempo, me decía: - “Juana, tienes que decirlo, si tu no lo dices lo digo yo.” Era tanto el dolor que me habían provocado, que hubo un momento en que perdí hasta la memoria, no recordaba ni mi nombre, ni de dónde era, me fui a la CIDH y denuncié, les enseñé mis manos quebradas, y les dije: -”Necesito esa medida cautelar ahora, porque si a mí me matan, no quiero que la gente ande diciendo TODOS SOMOS BERTA (haciendo referencia a la activista hondureña Berta Cáceres) yo no quiero que el Estado chileno luego diga TODOS SOMOS JUANA, ustedes tienen que hacer justicia hoy, mañana va a ser tarde, poco después, la CIDH me otorgó la medida cautelar MC-4614. Me volví como como un fierro, como una roca, y desde ese momento, he pensado que en la vida, uno no tiene que callar lo que le han hecho. Veo a mi gente que es tan pobre de recursos, que me digo a mi misma que tengo que seguir luchando, y si todo lo que estoy haciendo sirve para despertar a mi gente, yo no dejo que los otros sigan haciéndole daño a más mujeres y niños y a mi pueblo. Tengo que esparramar al mundo entero, lo que están haciendo.”
- Juana, una mujer amante de la naturaleza y los animales, también me habló de como la policía hirió de bala a su caballo, cuando montaba en él.
Hablando largo y tendido entre risas y en algunos momentos tristezas, por lo que me contaba de su historia, me dijo: -“ Nosotros siempre decimos que las cosas tienen que ser como van a ser, y aunque cuando fui a Canarias no nos vimos, con las personas que más he hablado ha sido contigo y con Fefi, una señora encargada del Cabildo de Gran Canaria. Con ella siempre hablo también, y contigo he tenido una energía muy positiva de conversar y contarte cosas que nunca cuento. Y sé que es importante contar las cosas que pasa al otro lado de la cordillera, porque en realidad si hay algo que nos une es que somos todas mujeres. Todas somos sensibles y sentimos, yo por ser mapuche, también siento frío, también siento hambre, siento pena, también me gusta amar, llorar y reir. Hay muchas cosas que nos unen como mujeres y como seres humanos. Por eso siempre cuando lucho, lo hago, no por el color, sino por la humanidad, y también reivindico mis derechos ancestrales, que es lo que me han dejado.”
- Sus palabras, aparte de emocionarme, me dieron a entender, que como muchas veces he pensado, hay personas con las que hemos de ser pacientes y escuchar su historia, pero sobre todo…entenderla. De alguna manera, se creó un lazo de amistad y complicidad en la distancia, donde una persona receptora trataba de asimilar tanto sufrimiento vivido por otra persona transmisora de una cruel e injusta historia, que admiraba por la enorme fuerza y optimismo que sacaba de sí misma.
-“Hace mucho tiempo que estuve cuatro años y medio en la cárcel, y un hombre, profesor de una universidad, muy prestigioso que vino de Francia con el permiso del Gobierno, que se llama Thierry Nouaille, venía a verme todas las mañanas durante dos meses, venía a las ocho de la mañana y se iba a las doce y media del mediodía todos los días, me hizo muchas preguntas y se fue ganando mi amistad, pero hubo un momento en que me arrepentí de haberle contado tanto de mí. Recopiló todo lo que le iba diciendo e hizo un libro. Pasaron los años y llegó el libro, (dijo con tono sonriente) no lo quería leer, el título era algo así como “Juana, la mujer mapuche indómita", el prólogo lo escribió José Bengoa, un historiador y antropólogo chileno. Empiezo a leer tres o cuatro páginas y ya no puedo seguir, porque es como meter el dedo en la herida, y porque no es lo mismo hacer las cosas, que ver como las haces. Somos cinco generaciones las que hemos vivido tantos momentos terribles, tal y como detallé contando mi historia en el libro. Así que cerré el libro, se lo regalé a mi hija, y me llegaron cuatro ejemplares. Mi hija estaba exiliada políticamente, tuve que mandarla fuera, se crió en Francia. Yo no tengo superado lo que me ha pasado, pero si lo tengo asumido. Escribe todo esto que te estoy diciendo, lamguen …escríbelo”.
– Siempre terminaba despidiéndome con la palabra “lamguen”, significa hermana en Mapuche.
-Pasado unos días, seguimos la conversación, de nuevo se oía el motor de una camioneta, me decía que iba rumbo de nuevo a los tribunales, que mañana le iba a salir la resolución de La Corte: -“ Pero mira cómo funciona el Estado de este país, ayer llevaron a mis hijos a juicio acusados de puro montaje, y hoy día me llevan a mí ”. Pasadas unas largas horas me vuelve a hablar: -“ Leny, por primera vez, la jueza falló a mi favor, parece que me entendió lo que le dije. Todavía me quedan tres juicios más, me tienen que absolver, mi único delito es defender a mi pueblo y a mi gente, víctimas del Estado chileno, ellos no tienen a nadie quien los defienda, yo nací para defenderlos, y eso es lo que estoy haciendo. Ahora estoy más tranquila.”
- Todo esto, fue contado por ella, en los meses de Septiembre y Octubre del año 2018. A fecha del mes de Julio de 2019, he querido reflejar sus palabras y su historia, escrita. Tal y como le prometí. Sus notas de voz, quedaron archivadas en una carpeta de mi escritorio virtual hasta que pude buscar el momento de hacerlas públicas, tal y como ella quería. Hace poco volví a contactar con ella para comentárselo, le pregunté cómo iba todo después de estos nueve meses que habían pasado, a lo que respondió:
-“ Hola Leny, han pasado muchas cosas. Viajé a Holanda y demandé al Estado chileno y argentino, y volví hace como una semana, llegó la policía a marcar una carretera por la que hemos peleado tanto para que no lo hicieran. El día 25 de Junio, llegó un gran contingente de policías, donde en un día colocaron 15 postes eléctricos y cortaron más de 250 árboles, fui a impedir esa situación y me sacaron a golpes. Quedé toda machacada y me llevaron presa, recobre la libertad, ahora estoy en mi casa, pero ha sido una batalla campal lo que hemos vivido en todo este tiempo. Se me quitó la medida cautelar. Autorizaron al Estado que pasen para hacer la carretera, finalmente ellos son los que tienen nuestra tierra ahora, entonces ahora no tenemos apoyo en nada, salí a la calle a defender y me llevaron presa, pero voy a seguir saliendo una y mil veces, no me voy a cansar de defender nunca mi tierra. Han pasado muchas cosas más, pero tendría que contarte con más detalle”…-Eso, sería otro capítulo más por contar en otra ocasión.
-En su interior ella grita la injusticia que le está haciendo a su pueblo, a su hogar y hacia su persona, y donde le grita al mundo desesperadamente, diciéndoles que despierten, reaccionen, abran los ojos y miren en dirección hacia la libertad de nuestros ancestros, miradas atávicas hacia aquellos que plantaron nuestras auténticas raíces. No las dejemos destruir, porque esas raíces han de crecer con nosotros, porque esas raíces son la esencia de nuestro ser y nuestra vida.
Juana Calfunao, lamguen, rumel newen. Lelinien chengen quidu.
Juana Calfuano, hermana, siempre firme. Una mirada hacia la libertad atávica.
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