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Foto del escritorLeny González

La princesa Albina. (Por Victoria Ponce)

Cuando ella se quejaba para pedir ayuda por la situación que estaba viviendo, la respuesta que siempre recibía, era: -“Casada??...Regrese con su marido. No venga aquí a llorar.”

 

Victoria es una mujer afincada en la isla de Gran Canaria, que llegó desde Argentina, país cuyo nombre significa “plata”, (Argentum, derivado del latín). El origen de esta denominación se remonta a los viajes de los primeros conquistadores españoles al Río de la Plata. Los náufragos de la expedición de Juan Díaz de Solís encontraron en la región a indígenas que les regalaron objetos de plata, que luego llevaron a España la noticia de la legendaria abundancia de aquel metal precioso, hacia el año 1524.

Aunque esta historia que nos cuenta Victoria, vale más oro que plata. Una historia que aunque ha sido publicada hoy, día 9 de Enero, nos la contó entre lágrimas, el pasado 16 de Diciembre. Justo el día en que nació su madre. Un 16 de Diciembre de 1.915, nació Albina Veliz, hija de una familia acomodada, dueños de una gran finca, rodeada con lo mejor en naturaleza. Fue poco a la escuela, se puede decir que era analfabeta, aunque pudo escribirse con su esposo los primeros tiempos.


Con sus tan solo 15 años recién cumplidos, conoció a Ángel, un desconocido para ella, con quien la casaron un 12 de Abril. Allí comienza el calvario de esta jovencita. Fue madre de 5 hijos; 4 niños y una niña. Ella decía que no volvió a recordar cómo leer y escribir, por tener tan poco tiempo para ella, dedicándole tanto a su familia. Los que la conocieron, no opinan lo mismo. Sufrió maltrato desde aquel 12 de Abril de 1930. Nunca fue aceptada por la familia de su esposo. Él tenía un carácter muy variable, lo que hacía que Albina nunca terminara de conocer al hombre con el cual vivía bajo el mismo techo. Eran otras épocas, otra crianza, y tal vez por ese motivo, cuando ella se quejaba para pedir ayuda por la situación que estaba viviendo, la respuesta que siempre recibía, era:

-“Casada??...Regrese con su marido. No venga aquí a llorar.”


Pese a su poca experiencia como madre siendo tan solo una niña, se las arreglo a escondidas de su esposo, lavando y planchando ropas ajenas, tejiendo con ganchillo hasta altas horas de la madrugada para sus hijos y los pedidos de la gente. A todo esto recibió fuertes castigos y palizas, llegando a tener que ser hospitalizada por ello.


Cocinaba pan dulce para cada fin de año y de ropas viejas les hacia nuevas para los varones. No sabía cómo ayudar en las tareas escolares a sus hijos, pero nunca faltó una vecina que le echara una mano. Su esposo hacía las compras para todo el mes, sin dejar que ella pudiese manejar dinero alguno. En su finca de casada, solamente tenía un sulky tirado por caballos. Y eso, era el único medio de transporte del que dependía cuando tenía que salir para alguna urgencia, que en muchas ocasiones, tuvo que usar cuando enfermaba algunos de sus hijos. Fue padre y madre en buenos y malos momentos de su vida. Hizo labranzas y cosechas en su finca y en las ajenas. No supo de días festivos ni vacaciones, paseos cortos ni largos con su esposo.



Todos sus hijos varones terminaron la escuela primaria, los sacó con todas las dificultades habidas y por haber, aunque no pudieron seguir con sus estudios, su padre los obligaba a salir en busca del pan de cada día. Se fueron haciendo hombres antes de tiempo, casándose muy jóvenes.


No necesariamente debe ser el hombre quien saque la familia adelante. Tampoco aquellas personas que empapelan sus paredes con certificados importantes o diplomas con profesiones que nunca ejercieron. Total…el saber no ocupa lugar. Albina Veliz, era una mujer analfabeta y valiente como tantas otras. No sintió frío ni el agobio del calor para educar a su familia y ordenarla de la mejor manera con lo poco que tenía a su alcance. Solía asistir a las reuniones de padres cuando lo requerían los Directivos de la Escuela, ella no opinaba ni una sola palabra, claro, luego venía la explicación ante el marido, rebuscaba el mejor relato para no ser golpeada: -“ Torpe, inútil, mal parida, insolente”… y otros títulos, los tenía Albina por parte del hombre con el que compartía su vida. Ni que hablar cuando debía dar cuenta de gastos, de visitas a médicos con los niños, o si alguien ofrecía libros que le solían dejar para que los leyeran y luego pagarlos.


Albina siguió poniendo el hombro hasta el fin de sus días a la vida, con una pierna menos, luego con medio pie. Mente muy sana y lucidez total. Su ambición fue tejer con muchas agujas y ganchillo. Siguió elaborando prendas gratuitamente para todo el que por ellas viniera. Sus 81 años no le pesaron. Sacó una familia adelante con mucho sacrificio.

¿Títulos? Todos los que merece una mujer virtuosa…mi madre !!


El dolor de la mujer que cuenta esta historia (Victoria Ponce), es ver que después de esta vida tan sufrida por su madre, una heroína que a pesar de las dificultades y el sufrimiento por el que tuvo que pasar, nunca le reconocieron su valentía. Su historia siempre estuvo en la sombra. Ya es hora de que su historia…el cuento real de La Princesa Albina, mujer que lo dio todo por sus hijos, mujer valiente, luchadora, que nunca dejó de ayudar a los demás, pese a que muchos miraban hacia otro lado siendo conocedores de su martirio…vea la luz.


Victoria Ponce

(Narradora oral y profesora Nacional de folclore Argentino)

Con la colaboración de Mujeres del Mundo


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2 kommentarer


Gracias por tu comentario Luciene, cierto. Nadie se lo puede imaginar porque nadie conocía esta historia. Por eso este cuento real, como muchos otros, deberían de ver contarse y ver la luz. Porque ELLAS, han de ser reconocidas ante la sociedad.

Gilla

Una historia que impacta mucho, nadie pode imaginar lo que puede esta pasando una persona entre cuatros paredes, lo bonito es lo valiente que ha sido la princesa Albina que a pesar de haber soportado todo los malos ratos sacó para frente la familia. Una heroína muy valiente.

Gilla
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