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Foto del escritorLeny González

Miyoko Tonogami. La mujer mas bella. (Por Atsuhisa Tonogami)

Actualizado: 24 may 2020

Atsuhisa Tonogami: "Siempre mostraba su gran sonrisa y nos daba tanto cariño que nunca sufrimos la guerra."

 

En este especial mes de Marzo dedicado a la mujer, hemos querido mostrar la voz de ELLOS, hombres que han migrado y que quieren homenajear a todas esas mujeres que han formado parte de su vida. Madres, hermanas, hijas, amigas, compañeras...


Esas mismas voces, las podrán escuchar en nuestro próximo programa dedicado a las Mujeres sin Fronteras de El Alpende. Donde tres hombres de diferentes continentes, nos transmiten sus pensamientos, sus sentimientos, su visión hacia esta lacra machista, fruto de una cultura patriarcal, que afecta sobre todo, a las mujeres migrantes.


En nuestro cuento con historia real, "Cuando la princesa rescató al príncipe", no iba a ser menos. Atsuhisa Tonogami, más conocido por "Tono", llegó de Japón hasta las Islas Canarias, hace más de 50 años. Fue uno de los primeros japoneses en introducir la gastronomía y la cultura japonesa, donde incluso llegó a participar en varios eventos del Carnaval de Las Palmas de G. C. fusionando en él, la cultura japonesa.

Un hombre entrañable, que nunca falta a su cita, todos los domingos al Pueblo Canario. Ha llevado la cultura canaria, fuera de nuestras islas, en varios medios de comunicación de diversos países, cantando "Madre Canaria", una canción que interpreta muy a menudo con su guitarra, escrita por el desaparecido escritor y periodista, D. Jose María Ayaso, al cual añora enormemente.


Y precisamente, este cuento con historia real...su cuento, trata de su madre, a la cual le dedica siempre esta canción junto a todas las madres del mundo.

Tono, no es muy hábil con la escritura española.

Su hija, Maya Tonogami, ha sido su cómplice para traducir este cuento, dedicado a su madre.

La princesa Miyoko Tonogami, o como él la llama, la mujer más bella del mundo.

Y así comienza este cuento real...


En mis recuerdos solo hay alegría. Nací en la dureza de la guerra, pero ella nunca me hizo sufrir. Solo tengo recuerdos de ella, luchó para que nunca pasáramos hambre, recuerdo cuando vendía sus mejores y preciados kimonos y andaba desde Tokyo hasta Saitama, y cargada a la ida y a la vuelta, regresaba con los canastos de comida. Siempre mostraba su gran sonrisa y nos daba tanto cariño que nunca sufrimos la guerra. Nos amamantó a todos. Incluso recuerdo compartir el pecho con otros niños que tenían hambre. Recuerdo a mi mamá, lo hermosa y elegante que era al andar, donde pasaba, todas las personas se quedaban encantadas con ella. Brillaba en medio de tantos escombros ocasionados por la guerra. Recuerdo tantos días verla con la aguja e hilo, coser sombreros sin parar. Había veces que me desvelaba en medio de la noche y la veía ahí sentada junto a papá y cosiendo sin parar.


No sé de dónde sacaba tanta fortaleza para atender a sus cuatro hijos, la casa y ayudar a papá. Fue nuestra mejor amiga, nos hizo enamorarnos del deporte, de compartir los paseos, contemplar los peces mientras pescabamos. Nos hizo siempre amar la vida en medio de las dificultades. Adorar la música, el deporte, la esencia de la vida.

Esa hermosa mujer que llegó de Yamagataken, deslumbró con su gran belleza, al pueblo de Tokyo. Le sacaba a todas las mujeres una cabeza y su cuerpo de atleta llamaba la atención. Nunca vi a una mujer que amara tanto el Sumo y todos los deportes como ella. Amiga de los animales, siempre adoptando a los gatitos que veía abandonados, cuidándolos con tanta ternura. Se fue de nuestro lado, silenciosa.

Como decía ella: "Ya he vivido diferentes épocas, ya todos tienen su familia. No me necesitan, quiero reunirme con mi amor."


Se despidió de todos dejándonos el mensaje de vivir siempre, honrando la vida y agradecidos. Su rostro se fue con una sonrisa de estar feliz y su cuerpo relajado. Hasta para morir se fue alegre.

"Aún mamá, siento tus carcajadas, tu gran sonrisa que salía de tu corazón. Te llevaré siempre en mi corazón."


He de reconocer, que cuando leí este cuento de nuestro querido amigo Tono, traducido por su hija Maya, tuve que contener mi emoción. Ha sido uno de los cuentos más apasionantes que he publicado. Y precisamente...de un hombre que amó hasta el fondo de su corazón a una mujer que como muchas otras, han sido indispensables en sus vidas. Su madre.


¿Recuerdan esa película?..."La vida es bella", en la que un padre, en medio de una guerra, hizo que su hijo, no se enterase de las barbaries que estaban aconteciendo. Hizo que su hijo, tuviese una vida plenamente feliz, en medio de una horrible guerra.

La historia de Miyoko Tonogami, es muy parecida. Una madre, que pudo crear sonrisas,hacer felices a sus cuatro hijos y hacer que ellos, amaran la vida en un mundo mejor, en medio de una guerra.

"Debemos lograr 1.000 puntos, quien logre 1.000 puntos, le darán el carro tanque", (La vida es bella) .

Y a lo largo de la historia, esas princesas que han rescatado a muchos príncipes, han ido sumando puntos. Gracias a la Sororidad...y gracias a los hombres que creen en un mundo más igualitario. Todavía nos queda mucho por llegar a esos "1.000 puntos" para conseguir ese tanque, que gane la guerra contra un patriarcado que afecta tanto a las mujeres como a los hombres de los cinco continentes. Pero la vida es bella y el poder de la vida, es mayor que la injusticia hacia el matriarcado.

Como decía Nelson Mandela: "La libertad no se puede lograr a menos que las mujeres se hayan emancipado de todas las formas de opresión."


Atsuhisa Tonogami.

(Maestro de la cocina japonesa y pionero de la cultura de Japón en Canarias)

Agradecimientos a Maya Tonogami, por su complicidad en este cuento con historia real.

Con la colaboración de Mujeres del Mundo


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